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Relato Travesti La anónima y el morbosito en Madrid


RELATO TRAVESTI ESPAÑA: La anónima y el morbosito en Madrid

Autor: Buceador

Después de algunas experiencias no del todo satisfactorias, decido volver a un valor seguro antes de las vacaciones. Tras varios intentos de no poder contactar con ella en su teléfono profesional, doy el paso de contactarla en su teléfono privado que me dio tras nuestro último encuentro y, al final, concuerdo cita con ella a primera hora de la tarde de ese mismo día.
Como es preceptivo, una media hora antes de la cita la llamo para confirmar mi llegada... y la frase con la que me despide me deja intrigado: "Espero que vengas bien morbosito".
Tras llegar a su casa, cierra la puerta y me recibe con un increíble y largo beso con lengua, hasta casi quedarnos los dos sin respiración. Después de los saludos de rigor tras un tiempo sin vernos, pasamos a su habitación y le pido darme una ducha antes de entrar en materia. Cuando me estoy quitando la ropa, se me acerca por detrás, me da un beso seguido de un pequeño mordisquito en la nuca, y me dice "Date prisa en ducharte que mira lo que tengo preparado para tí", y a continuación, mientras me giro para quedar de cara a ella, me empuja hacia abajo y me pone en la boca su increíble y ya dura polla que sale por el lateral de su braguita. Comienzo a besarla, lamerla y chuparla, porque la verdad es que la echaba de menos, y es ella misma la que la saca de mi boca y me manda a la ducha... "antes de que el asunto se complique", me dice mientras se ríe.
Al salir de la ducha, está tumbada en la cama, sólo con un sujetador negro y su braguita... por la que sigue asomando su pene brillantito aún por mi saliva. Comenzamos una sesión de besos por todos nuestros cuerpos, caricias, incluidos los dos duros pezones que sobresalen de sus pechos tras quitarle el sujetador.
Tras un buen 69, con ella tumbada en la cama y yo encima, me retira su pene de mi boca al mismo tiempo que me dice: "Ahora ya quiero que me folles con tu culito". Dicho y hecho: mientras me giro para quedar encima de ella pero mirándola, ella se pone un preservativo, un poco de lubricante en mi culito... y poco a poco empiezo a sentarme encima de ese trono, sabiendo que es la posición en que más le gusta que lo hagamos.
Pero no todo iba a ser pefecto: por una de esas ironías de la vida, llega un punto en que mi culito se niega a que entre del todo su pene y no podemos continuar. Decidimos darnos una tregua y reanudamos el tema de las caricias y los besos, incluido un increíble beso negro que me deja hacerla al tiempo que alterno mi boca y lengua en su culito con una mamada, hasta donde soy capaz de tragar, de su polla en mi boca.
Casi a la vez, proponemos intentarlo de nuevo, esta vez comigo de rodillas sobre la cama, mi culo en pompa y ella a los pies de la cama para que sea ella la que domine la penetración. Tras prepararse con otro preservativo y más lubricante, comienza a penetrarme, despacito, con calma, notando poquito a poco como va entrando su polla en mi agujerito... pero no llego a sentir sus testículos en mis nalgas como otras veces porque otra vez mi culito se niega a ser llenado del todo y llega al mismo "punto de retorno" que antes y se niega a recibir más polla, aunque falta poco para tenerla toda dentro.
Caemos los dos tumbados en la cama, con la frustración a flor de piel, y antes de que el climax se enfríe, me coge la cara con la mano y me dice
- ¿Sabes por qué te dije que vinieras bien morbosito?
- ¿Porque tenías ganas de follarme a tope?
- Eso también, pero lo que quería, y quiero, es correrme contigo porque llevo mucho días sin correrme y lo necesito, y quiero que sea contigo
Decirme eso y ponerse en mi boca una sonrisa de oreja a oreja fue todo uno. Sin darme tiempo a nada mas, me suelta:
- ¿Quieres que te dé mi leche en tu boca?
Ni que decir tiene que mi respuesta fue una zambullida directa a su polla, abarcarla con mis labios y empezar a meterla, esta vez sí, hasta el fondo de mi boca, y comenzar otra mamada con muchas más ganas si cabe que antes sabiendo cuál sería el premio final.
Tras lo que para mí me pareció un tiempo muy corto (quería tener esa maravilla en mi boca el mayor tiempo posible), oigo:"Prepárate cielo, que ahí va", y a partir de ahí empieza a llenarme la boca de su blanco nectar, hasta tal cantidad que no me queda más remedio que empezar a tragármela antes de que empiece a salirse por la comisura de mis labios y se desperdicie.
Tras notar como ya no salen más descargas de su polla, y rebañar bien las últimas gotas de su puntita y tragarme todo lo que me quedaba en la boca, me tumbo a su lado y le doy las gracias por el regalo, y tras darme otro increíble beso con lengua, me dice: "No me des las gracias, aquí somos dos, y yo también quiero tu leche"".
Ahora es ella la que se lanza a por mi polla y comienza a hacerme una mamada como sólo ella sabe, de tal manera que tiene sus consecuencias más rápido también de lo que yo hubiera querido, y la aviso de que yo también me voy a correr, lo cual sólo hace que incremente el ritmo de sus movimientos de boca... y mi polla empieza a descargar todo lo que llevaba dentro.
Cuando ya termino de echar leche, retira su boca de mi polla, se dirije a mi boca, y cuando creo que me va a dar otro beso de los suyos, lo que hace es echar en mi boca toda mi leche, la cual se había almacenado en la boca para que yo la "reciclara".
Fue toda una sorpresa, y tras recibir mi propia "medicina", soy yo el que le da de nuevo las gracias por la doble ración de leche que me ha hecho merendar.
Nos quedamos tumbados en la cama, abrazados, con pequeño besos en las bocas (y yo también en sus pechos), pero lamentablemente me tengo que ir a duchar porque otros compromisos me impiden quedarme con ella más tiempo (ni que decir tiene que cada vez que estoy con ella no mira el reloj para nada, con lo cual nuestros encuentros superan la media normal de este tipo de citas).
Tras volver de la ducha, y mientras me visto, ella sigue tumbada en la cama, desnuda, y cuando ya estoy casi vestido del todo, me dice la última sorpresa de la tarde:
- ¿Vas a escribir el relato de nuestra fiesta, nene?
- ¿Quieres que lo haga, o lo guardo sólo para nosotros?
- Hazlo... pero con una condición
- Tu dirás
- Que no des ningún dato mío que me pueda identificar, porque lo que acabo de hacer contigo no lo hago con nadie.
Le doy otro beso en la boca, con toda la intensidad que puedo, y le digo:
- Gracias, cielo, pero ¿nunca te has corrido a petición de ningún cliente?
- Sí, pero siempre con preservativo y, como mucho, echándole el semen en el cuerpo, nunca como lo hemos hecho hoy, y si el cliente se corre, siempre es con el preservativo puesto o, como mucho, me lo echa también encima de mi cuerpo... pero un boca a boca como lo hemos hecho hoy, nunca. Y no te miento, puedes estar seguro de ello.
Estando ya de pie los dos, yo vestido y ella aún desnuda, cogidos de las manos, le dije: "Escribiré el relato, para que todo el mundo lo sepa, pero descuida que diga algo que te identifique".
Y dicho y hecho. Aquí tenéis el relato de una increíble tarde... que sólo espero que se repita alguna vez más, siempre que ella lo quiera.

PD: Sólo os puedo decir (con su permiso), que "mi chica" está en Madrid, por una zona céntrica, que no es española aunque lleva muho tiempo viviendo ya aquí, y que hubo una temporada que se anunció aquí. No puedo deciros nada más... no sea que algún lector haga un intento de localizarla y "robármela", ja ja.
Espero que os guste el relato de mi experiencia.
Hasta pronto.


Publicado el June 14, 2016 at 12:00 am

Relatos Travestis Bilbao: La anónima y el morbosito en Madrid


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